domingo, 5 de junio de 2011



La ciudad imaginada.

La noche entiende
mi latir presuroso.
El aire es cómplice
de los secretos que guardamos
tras las ventanas.
Las paredes me sujetan
tenaces al hastío.
Mi mente es un reloj.

En esta lucha contra mí
las emociones me traen
y me llevan.
Tu silueta se recorta
en la habitación.
Sombra, adorada sombra
que perseguí insistente.
Nos tocamos entre el humo
que exhalabas distraído
y en la angustia
de mis temores.
No quiero descubrirte.
Mas allá de tu mirada
la noche se extiende.
Pasa como un beso
sobre la ciudad imaginada.

Anhelos

Anhelo un día luminoso
de verde seda teñido

nubes caminando el cielo
con pasos silentes

quiero acostarme en la hierba
y soñar
contemplativa alegre
mientras los dedos del aire
acunan mi alma

abro otros ojos
mas blancos
mas dulces

el día circula apacible
dentro de mí





mujer sumergida

mujer sumergida
pintura mia que refleja la busqueda en el interior del subconciente