( En la esquina del ojo hay asombro dúctil sonrisa de los dioses.)
Un rasguño en el tiempo
un templo en llamas,
llamas y no te oigo
Un amuleto se balancea
en el techo de la duda.
Lo creé en la ignorancia
de dioses esquivos.
Equívoco fue el manuscrito
que dictaminó mi vida.
La desordené con amargura
seguí flechas opuestas.
¿Quién es esa que me habita?