Ciudad Natal
No
me cabe Valparaíso
en
la maleta.
Intenté
guardar las casas
que
se empinan por los cerros,
el
reflejo de las ventanas
el
aroma del mar,
la
silueta de la luna.
Esas
escaleras interminables
perdiéndose,
atropellando,
girando
por las laderas.
Presiento
que
no
subiré más por ellas.
Tanta
nostalgia
deambula
por tus calles,
impregnadas
de recuerdos
y
de lluvia.
Antiguas
casas
se
deterioran y mueren,
viejos
cines ya no están.
Tradiciones
que naufragan.
El
mar y el viento
es
testigo y presencia
de
sueños,
sucesos,
y tristezas,
y
besa las playas
de
mi memoria.
Valparaíso agoniza,
sus estertores
rompen mi alma.
La
pobreza se asoma
a
las ventanas
y
a las puertas que rechinan
quejidos
de dolor.
Mi
amor por ti no basta,
tampoco
el de los
que
te habitan.
Te sostiene
el
orgullo de tu belleza.
Aún
así
las
gaviotas no dejan de chillar,
florecen
los aromos
ondean volantines
y cabelleras
por tus amplios cielos.
Todos
somos poetas
de
tu desordenada arquitectura.
Pintores
del
color y el vendaval.
Amo
este puzzle de casas, edificios
plazas
y palmeras.
Quiero
ver el abanico de gentes
que
recorren
todos
los rincones
de
tu geografía.
Mi
maleta no será nunca tan
grande
para llevarte por el mundo.
Voy
tan lejos...
En
mi corazón te albergo
puerto
amado
mi
Valparaíso.
Sé
que te añoraré,
por
eso te dejo mi pena
no
quiero llevarla
que
se quede contigo.
Pamela Pérez Bernal.
A
mi tierra 2001.